Las personas que tienen pérdida auditiva, lo que comúnmente llamamos sordera, son más propensas a tener una peor salud mental. Esto debido a que su mala audición puede causar trastornos ansiosos, depresión clínica y tristeza.

Así lo indica un investigador del Instituto Karolinska, Gerhard Andersson, quien ha estado investigando un tratamiento para aquellos que tienen dificultades en su oído interno. Es difícil generalizar cómo reaccionará alguien ante la pérdida de audición, pues todo depende de la edad, el estilo de vida y cuán grave sea el problema. Pero la evidencia reciente sugiere que cualquier persona, sin excepción, puede tener un mayor riesgo de salud mental como consecuencia de los problemas auditivos.

Sordera y salud mental.

Para entender cómo la pérdida auditiva puede afectar a una persona, no es necesario acudir solo al biólogo para hablar de células ciliadas o hablar con un psicólogo sobre ansiedad. El problema está en el ámbito social, concretamente, en las capacidades del paciente en el lugar de trabajo y el tipo de apoyo que recibe de otras personas.

Es bien sabido que la pérdida de audición supone una carga cognitiva, donde luchar para mantenerse al día con las conversaciones puede ser muy agotador. Además está bien documentado que la pérdida de audición puede conducir a sentimientos como la frustración por el estado de salud o el aislamiento en la vida social.

Bajo estas suposiciones, el investigador llevó a cabo un estudio piloto para demostrar la relación entre una mala audición y una peor salud mental. Primero reunió a más de 60 personas, entre hombres y mujeres de 20 a 70 años de edad, con problemas auditivos temporales o permanentes. Y luego les aplicó una terapia de rehabilitación para analizar los síntomas mentales asociados.

La rehabilitación auditiva actual consiste, principalmente, en probar diferentes tipos de audífonos. Sin embargo, durante el estudio se llevó a cabo una nueva terapia de apoyo psicosocial diseñada para ayudar a los pacientes a entender el tipo de estrés que enfrentaban por su condición y cómo superarlo.

Curiosamente, las personas que recibieron el tratamiento social se deprimieron menos y describieron una mejor calidad de vida que los del grupo de control. Este grupo incluía a personas de diferentes edades, con diversos grados de pérdida auditiva. Por lo tanto, es evidente que una mala audición solo causa ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental si no se recibe apoyo social.

Más sobre la pérdida auditiva

Aparte del problema físico que representa, la pérdida de audición también aumenta la dificultad para relacionarse. Hay que tener en cuenta que el oído permite conectar con todo lo que nos rodea, por eso, las personas con sordera a menudo tienen dificultades para conversar con otros, ver televisión o escuchar música. Esto puede derivar en estrés y aumentar el riesgo de padecer ansiedad, depresión o incluso terminar en un aislamiento social.

Pero ese es solo el principio, pues la pérdida de audición también está relacionada con un mayor riesgo de demencia. El vínculo en este caso es tan fuerte que la detección y el tratamiento tempranos de los problemas de audición se destacaron como la medida más efectiva para prevenir la demencia.

En este sentido, hay muchos factores angustiantes detrás de un caso de sordera que requieren de algo más que un audífono en el oído. Es por ello que Gerhard Andersson propone una terapia cognitiva para ayudar a las personas a aceptar y superar la pérdida auditiva poco a poco.

Si bien el tratamiento aplicado en este estudio no se ha investigado más, y actualmente no se ofrece dentro del sistema de atención médica, podría ser una alternativa. Después de todo, todos necesitamos apoyo social para poder superar la depresión y la tristeza.